Cinco segundos. Seis disparos. Cien pasos atrás.

El 14 de agosto, el oficial Mark Dial y su compañero estaban patrullando en Kensington cuando observaron a Eddie Irizarry, de 27 años, y lo siguieron hasta la Calle Willard, donde él conducía en sentido contrario. Los oficiales se estacionaron,  salieron de su patrulla y cinco segundos después, Dial hizo seis disparos contra Irizarry, según muestra la evidencia en video.

Inicialmente, un portavoz del Departamento de Policía de Filadelfia explicó erróneamente cómo y por qué habían matado a Irizarry. Antes de que apareciera el video de un vecino, el portavoz dijo erróneamente que Irizarry, un nativo de Puerto Rico que no hablaba inglés, se había bajado de su auto y se abalanzó sobre el oficial con un cuchillo antes de recibir un disparo. La comisionada de la policía Danielle Outlaw corrigió el registro un día después.

La abogada Shaka Johnson, quien fue contratada por la familia de Irizarry, dijo que Irizarry nunca había tenido problemas y se mantenía trabajando como mecánico. El abogado dijo que sostenía un cuchillo en la mano derecha junto a la rodilla derecha cuando le dispararon.

Esta muerte se ha convertido en el último punto culminante en la tensa relación entre policías y habitantes de Filadelfia. Sus consecuencias, incluyendo la narrativa cambiante y en ocasiones errónea de la policía, han resultado en lo que muchos creen que es una prueba de cómo los funcionarios de la ciudad controlan a la policía.

“Parece que cuando damos cincuenta pasos hacia adelante, a veces damos cien pasos hacia atrás”, dijo una asediada Outlaw en una conferencia de prensa el 23 de agosto. Allí anunció que despediría a Dial, un veterano de cinco años, por no cooperar con la investigación y negarse a obedecer las órdenes de un oficial superior.

En los días y semanas posteriores a la muerte de Irizarry, su familia y miembros de la comunidad exigieron el despido de Dial, su arresto y la divulgación del video de la cámara corporal de la policía. El 8 de septiembre, cuando el fiscal de distrito Larry Krasner acusó a Dial de asesinato y cargos relacionados, todas esas demandas se habían cumplido. 

Pero para muchos, el fuerte sentimiento de desconfianza expresado después del tiroteo persiste.

A finales de agosto, una multitud marchó desde el Taller Puertorriqueño, un centro artístico y cultural, hasta el lugar donde murió Irizarry, y luego hasta la comisaría de policía del distrito cercano donde estaba estacionado Dial. En cada paso del camino, pidieron reformas sistémicas del Departamento de Policía. “Cuando ese oficial salió de ese auto, pasaron cinco segundos antes de que Eddie muriera. Cinco segundos. Déjame explicarte algo. Ninguna cantidad de entrenamiento, ninguna cantidad de armas de electrochoque, habría cambiado eso”, dijo al grupo el director ejecutivo del Abolitionist Law Center, Robert Saleem Holbrook.  “Ese oficial salió de ese auto con la intención de matar”.

A flag hovers above a protest
Miembros de la comunidad protestan por la muerte de Eddie Irizarry frente a una comisaría del norte de Filadelfia el 31 de agosto de 2023. Foto por Mensah M. Dean.
Mensah M. Dean for The Trace

“Como comunidad queremos más cambios estructurales porque si no… estaremos en el mismo lugar, no solo el próximo año, esto podría ser mañana. Esto literalmente podría ser esta noche”, dijo Holbrook.

María Cruz, la tía de Irizarry, se paró en el balcón de su casa y miró a los manifestantes cuando se detuvieron para orar y dejar flores en un altar, cerca de donde murió.

“Tengo muchos policías en mi familia. No tengo nada contra la policía, nada de nada. Pero sabemos que fue increíble”, dijo sobre el tiroteo. “Si fuera otra persona quien disparó a Eddie, ya estaría en la cárcel. Él cometió un error. Había muchas cosas que podría haber hecho, una pistola paralizante, spray de pimienta. Ni siquiera le dejó salir del coche”.

Cheri Honkala, defensora comunitaria y contra la pobreza desde hace mucho tiempo, dijo: “Aquí la gente tiene un miedo mortal a la policía, especialmente si eres un hombre joven. Cualquiera que esté conduciendo, no me importa quiénes sean, si lo detienen, sufre un ataque de pánico”.

Una historia de desconfianza, un momento precario

Esta muerte se produce en un momento precario en la campaña de Filadelfia para poner fin a su crisis de violencia con armas de fuego, el cual ha cobrado 1,700 vidas desde el 2020. Los homicidios han disminuido un 20 por ciento respecto a esta misma época del año pasado, mientras aún siguen siendo mucho más altos que en los años anteriores a la pandemia.  

Los oficiales de la policía han atribuido la disminución en parte al redespliegue de agentes adicionales en zonas críticas de violencia armada, incluido Kensington, donde murió Irizarry. Los funcionarios de la ciudad también lo han atribuido al fin de las restricciones pandémicas que limitaban el acceso del público a los servicios sociales, a una disminución en la venta de armas y al lanzamiento por parte de la ciudad de unos cuantos de programas de base contra la violencia.

Estas estrategias, junto con un nuevo esfuerzo de Krasner  y la sheriff Rochelle Bilal para arrestar a más fugitivos de homicidios, dependen de generar aceptación y recibir ayuda del público. Pero para que eso funcione y para que la policía obtenga testimonios de testigos cuando intenta resolver matanzas, el público tiene que confiar en las fuerzas del orden.

“Somos lo suficientemente realistas para saber que no podemos leer la mente del público”, dijo Krasner. “Pero lo que podemos hacer es intentar controlar nuestra propia toma de decisiones”.

Mientras aumentaban las llamadas del público para el arresto de Dial, Outlaw, la primera mujer negra en liderar los 6.000 agentes del departamento de policía de la ciudad, anunció su renuncia unas dos semanas después, diciendo que se alejaba del departamento que dirigió desde el 2020 para aceptar un trabajo en la policía de Autoridad Portuaria de Nueva York y Nueva Jersey. Su partida deja el futuro de la relación de Filadelfia con la policía en manos del próximo alcalde de la ciudad.

Los votantes acudirán a las urnas para elegir un nuevo alcalde en menos de dos meses, una carrera en la que la seguridad pública ha estado entre los temas principales. Ambos candidatos, la demócrata Cherelle Parker, la favorita, y el republicano David Oh, abrazaron al Departamento de Policía y elogiaron a Outlaw después de que se conoció la noticia de su renuncia.  Ninguno de los dos ha hecho una declaración pública sobre la muerte de Eddie Irizarry. Un portavoz de Parker dijo que ella no tenía todos los detalles y por lo tanto no haría ningún comentario. La campaña de Oh no respondió a un correo electrónico de The Trace.

Outlaw se va de un departamento que, durante décadas, muchos miembros de las comunidades negras y mestizas de la ciudad lo han visto como un ejército de ocupación no deseado. Una revisión de la fuerza realizada por el Departamento de Justicia federal en 2015 encontró que los tiroteos policiales estaban aumentando mientras que el crimen disminuía, y que la fuerza tenía una capacitación inadecuada y carecía de transparencia. La revisión también encontró que el 80 por ciento de las personas baleadas por la policía entre 2007 y 2014 eran negras y el 45 por ciento de ellos no estaban armados.

Bajo el liderazgo de Outlaw, la policía disparó fatalmente a 17 personas, un pequeño aumento con respecto a las 14 personas que murieron a manos  de la policía entre el 2016 y 2019. Las quejas de los ciudadanos que acusan a los agentes de uso de fuerza excesiva y otras violaciones han fluctuado poco desde el 2018 hasta el año pasado, con más de 600 quejas presentadas en  cada uno de esos años.

Si bien la muerte de Irizarry provocó indignación y protestas, no ha habido reportes de violencia callejera ni enfrentamientos con la policía, a diferencia del caos que arrasó zonas de la ciudad en el 2020 tras la muerte de George Floyd en Minnesota y Walter Wallace a manos de la policía. A Wallace, un padre  de nueve hijos, lo mató la policía después de que se acercó a dos agentes con un cuchillo en la mano mientras experimentaba un episodio de salud mental.

Krasner, por segunda vez en otros tantos años, tuvo que determinar si los disparos fatales de un oficial despedido es un delito o una acción justificada. Desde que asumió el cargo en enero de 2018, Krasner ha acusado a cuatro policías de tiroteos fatales en servicio.

“Podemos sobrevivir a muchas cosas, pero no pueden matar a uno de nuestros bebés y no hacer justicia”, dijo Honkala.

‘Está en cada interacción menor’

Algunos han comenzado a evaluar cómo puede mejorar la relación entre policías y ciudadanos tras la muerte de Irizarry y la fallida respuesta del departamento.

“El Departamento de Policía y la ciudad de Filadelfia ahora tienen la oportunidad de construir puentes y hacer cambios para que la comunidad sepa que pueden confiar y depender en el departamento de policía”, dijo Anthony Erace, director ejecutivo interino de la Comisión Ciudadana de Supervisión de la Policía.

La comisión, que investiga y vigila al Departamento de Policía y hace recomendaciones a la ciudad y al departamento, vio el video de la cámara corporal de Dial y su compañero, y pidieron el despido de Dial un día antes de que Outlaw anunciara su despido.

Si bien las muertes a manos de la policía hacen noticia, dijo Erace, las microagresiones también son un factor en la percepción que la gente tiene de la policía.

“No son realmente grandes incidentes de tiroteos como este los que destruyen las relaciones”, dijo Erace. “Está en cada interacción menor que tiene un oficial con un residente. Pedir direcciones y recibir una respuesta grosera; Pedir ayuda y la ayuda llega cuatro horas después. Esas son las cosas que hacen que las relaciones vayan mal y sigan mal, y se ven exacerbadas por incidentes como este tiroteo”.

Honkala se preocupa por la seguridad de su hijo autista de 20 años y de su hijo adoptivo de 8 años, que es negro. Sus preocupaciones se extienden a la empobrecida comunidad de Kensington, donde mataron a Irizarry, y al centro de la epidemia de opioides en Filadelfia. “Aquí no existe el mismo tipo de debido proceso que ocurriría en Mt. Airy o en Main Line o en el Centro de la Ciudad”, dijo. “Aquí, sobre todo si eres un hombre de color, simplemente disparan.  Eres presa fácil”.

“Las relaciones de la policía con la comunidad han mejorado considerablemente a lo largo de los años. Desafortunadamente, este incidente, y la forma en que lo manejó el comisionado, ha erosionado parte de esa confianza”, dijo el representante estatal Danilo Burgos, en cuyo distrito tuvo lugar el tiroteo. Burgos, quien ha estado en el cargo desde el 2018 y ha sido líder cívico por más de 35 años, dijo que Dial debe rendir cuentas.

Johnson, el abogado de la familia Irizarry, dijo que sus clientes están preparados para luchar por la justicia. “Son católicos devotos partidarios de la aplicación de la ley. Nunca hubieran pensado que estarían en este tipo de situación”, dijo Johnson, un ex oficial de policía que consiguió un acuerdo de 2,5 millones de dólares de la ciudad para la familia de Walter Wallace.  “Pensaban que este tipo de cosas estaban reservadas para determinadas personas y lugares, no para ellos”.

Johnson, como muchos otros, se enoja porque el oficial que mató a Irizarry no fue despedido por matarlo. “Fue despedido por violaciones a las pólizas, no por una razón por la cual esta familia pudiera sentirse reivindicada”, dijo Johnson, quien ve paralelas las muertes de Irizarry y Wallace, quien era negro. “No lo despidieron por una razón que hiciera sentir a la comunidad que la policía vigilaba a los suyos”.

Traductora: Mónica Perez | Editora en español: Solmaira Valerio