Pero aún con esa lucha compartida, a menudo están solos. The Trace pasó meses analizando datos policiales y de homicidios y hablando con residentes que fueron afectados directamente por la violencia armada. Encontramos que un programa estatal diseñado para apoyar a las víctimas y a sus familias, en su mayoría, fallaba en ayudarlos. El Programa de Compensación a Víctimas del Crimen de Illinois, un esfuerzo de una década diseñado para compensar a las víctimas y los familiares por gastos relacionados con lesiones puede tomar años en procesar los reclamos.

Aunque la violencia está especialmente concentrada en los vecindarios más pobres de Chicago, las personas allí no solicitaron compensación a tasas más altas. Estas desigualdades empeoraron en el 2020, a medida que la primera ola de la pandemia se llevó por delante principalmente a víctimas de raza negra, dejando vacíos a los mismos vecindarios más afectados por la violencia armada y la epidemia de opioides. Incluso el esfuerzo de distribución de vacunas de la ciudad dejó a estas mismas comunidades atrás.

Muchos sobrevivientes y familias de las víctimas no ven ningún tipo de justicia. Los datos muestran que el Departamento de Policía de Chicago para la investigación de aproximadamente un cuarto de los tiroteos no fatales después de 30 días, citando pruebas insuficientes. Esto empeoró durante la pandemia, con más de un tercio de los casos cerrados dentro del período de un mes. Los datos también muestran que mientras que las personas de raza negra tiene mayor probabilidad de recibir un disparo en Chicago, hay menos probabilidad de que vean un arresto en su caso.

Nuestra serie se publica esta semana. Esto es lo que aprendimos:

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1ra Parte: En el vecindario Roseland de Chicago, hay una mezcla de dolor y perseverancia

2da Parte: Illinois creó un programa para compensar a las víctimas de crímenes. Casi 50 años después, el programa está fallando.


Creditos

Proyecto escrito y reportado por Lakeidra Chavis. Fotografías tomadas por Olivia Obineme y Richard Hein. Ilustraciones por Lydia Fu. Lakeidra Chavis y Daniel Nass suministraron el análisis de datos. Daniel Nass también diseñó los gráficos y la producción digital. Gracie McKenzie ayudó con la participación comunitaria. Esta serie fue editada por Joy Resmovits y Miles Kohrman.

Este proyecto fue producido para el programa de becas del centro de periodismo de la salud USC Annenberg Center for Health Journalism’s 2020 Data Fellowship. MaryJo Webster fue la editora del programa de becas para este proyecto. Se publicaron estas historias en el Chicago Sun-Times, Block Club Chicago y La Raza Chicago.